domingo, 30 de septiembre de 2012

Trabajo inspirado en "Anthropométries" del artista francés Yves Klein.

 

 
 
El pasado viernes 20 de septiembre desarrollamos en clase un ejercicio inspirado en la obra de Yves Klein, conocida como "Anthropométries", perteneciente a su etapa artística conocida como Blue Period.
En este período, que patentó como el International Klein Blue, desarrolló una serie de obras en las que pintaba utilizando el cuerpo de otra u otras personas, ya sea indicándoles donde situarse y dejar, como un sello, la pintura impregnada, o derribándoles mediante técnicas de judo, dejando trazos con aparente aleatoriedad.
 

     Nuestro trabajo en clase consistió en utilizar la misma técnica para expresar un sentimiento o una realidad, plasmándolo en cinco metros de papel.
Este fue el resultado
 
 
 
Nuestra intención fue plasmar nuestra fe en el desarrollo de la sociedad actual, tan industrializada y llena de asfalto y humo, hacia un estado más natural, una especie de regresión a la naturaleza, al entorno inicial del hombre. El dibujo se podría dividir en tres grandes partes: empezando por la izquierda, una primera sección en la que predomina el negro, los grises y algo de violeta intenso. Esta primera parte, con sus angulosas y puntiagudas formas evoca la gran ciudad, el centro mismo de la polución y la contaminación acústica. La parte central, compuesta por marrones, ocres, naranjas y amarillos, establecen una especie de puente de unión, un tránsito de un extremo al otro de la pintura. Las manchas, realizadas con impulsivas "pinceladas" con los dedos, adquieren la vaga forma de un campo de trigo, señal de la dominación de la naturaleza por el hombre, con el objetivo de obtener un beneficio; una especie de acuerdo entre el ser humano y la Tierra en el que el primero obtiene lo necesario para subsistir de manera equilibrada. La última sección, en el extremo derecho está conformada por verdes, magentas y azules, que nos transportan a la verdadera naturaleza, inalterada, virgen. La mancha azul en la zona superior nos da la sensación de estabilidad, profundidad, y su significado de inteligencia o consciencia le otorga a esta zona dedicada a la naturaleza, un aire de autoridad maternal que nos termina de convencer de que ese camino, representado por las difusas pisadas que recorren el papel, hacia el estado natural, es el buen camino.

Si centramos la atención en esta parte del mural (de 1 metro de longitud) podemos apreciar que es una zona de cambio, se advierte una interrupción de los grises y negros y el comienzo de otra sección con marrones oscuros. El salto no se realiza de forma uniforme ya que históricamente tampoco fue de ese modo: con la llegada de la Revolución Industrial el concepto de ciudad cambió por completo en un relativamente corto período de tiempo; y el mural en sí no deja de ser un paseo hacia el pasado que requiere de un abandono de ciertos valores que consideramos positivos, una renuncia (zona de marrones y naranjas; que las pisadas descienden), para finalizar con un ascenso hacia lo que consideramos bucólico y correcto.
 
La idea surge con la intención de concienciar de la necesidad de una evolución hacia una convivencia más justa con el entorno, que ya ha comenzado con el importante ejemplo que la arquitectura está dando al orientarse hacia construcciones más favorables con el medio ambiente.
 
 
 
 

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